Hoy quiero escribir desde este prolongado confinamiento que nos afecta a todos acerca de cómo la serie La Valla, de cuya Dirección de Arte me he responsabilizado, adelanta muchos de los aspectos que nos está tocando vivir estos días.
La serie de Atresmedia, creada por Daniel Écija, arrancó el pasado 19 de enero y emite un episodio cada domingo en Atresplayer Premium antes de su estreno en Antena 3.
La trama de la serie se desarrolla en el año 2045, en una España que lleva 25 años afectada por un virus y que ha provocado una división social radical en dos sectores y una profunda crisis medioambiental. Primera coincidencia: el virus surge en el año 2020.
La pandemia causada por el virus ha llevado al Gobierno a tomar unas medidas de aislamiento extremas, hasta el punto de dividir a la población en dos sectores. Segunda coincidencia: las medidas extremas de separación, aunque es este caso no es entre individuos, sino entre afectados y no afectados.
En la serie, las autoridades establecen controles rigurosos para hacer test a los habitantes y comprobar si tienen el virus. Si el test es positivo, el infectado y sus familiares más cercanos son confinados. ¿Les suena?
La Policía de La Valla goza de amplios poderes de control sobre la población a la que vigila para que cumpla con las medidas restrictivas. Hasta el punto de que se sirve de drones con altavoces para las tareas de supervisión. Esto es algo que ya no nos resulta desconocido en la situación de estado de alarma que vive nuestro país estos días.
El control sanitario y de emergencias se convierte en prioritario en el universo imaginario de La Valla; esto mismo es la realidad que vivimos cotidianamente en España, donde todos los recursos se están poniendo al servicio de la sanidad, con sus repercusiones políticas, económicas y mediáticas.
En La Valla los sanitarios aparecen continuamente con protección especial y trajes preparados para no infectarse, y pueden verse continuas escenas de desinfección, en lo que es una anticipación de todo el despliegue de medidas de protección extremas que se están aplicando en la realidad durante esta epidemia.
Resultan sorprendentes todos estos paralelismos entre la trama de una ficción y la situación a la que ha sometido el coronavirus a todo el planeta, pero aún más destacable me parece el hecho de que la pandemia se haya extendido coincidiendo con el comienzo de la emisión de La Valla.
La serie se planteó años atrás, se escribió hace tiempo, se grabó hace más de un año, fue presentada a principios de diciembre de 2019, y empezó a ofrecerse el 19 de enero de este 2020.
Quiero terminar con unas palabras de Sonia Martínez, directora de Ficción de Atresmedia, pronunciadas a mediados de enero de 2020, días antes de que estallase la pandemia de coronavirus: “Teníamos claro que esto formaba parte del género distópico y realmente nos hemos dado cuenta de que no. Yo ahora mismo no podría decir que es de género ficticio. Hay que cambiar ese titular y decir que estamos ante una serie de algo que puede ocurrir de aquí a un periodo de tiempo no muy largo. Hemos sido visionarios y nos hemos adelantado a nuestro tiempo”.
Y yo digo: A eso se le llama presciencia
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